La distinción entre incontinencia urinaria (IU) de esfuerzo secundaria a un defecto en el sistema de cierre del esfínter uretral y la incontinencia secundaria a las contracciones involuntarias del detrusor es fundamental a la hora de ofrecer un tratamiento adecuado a la paciente.

Para ello, la exploración física con maniobras especializadas como el test de Bonney o el test del hisopo se asientan como imprescindibles junto a una adecuada anamnesis.

Los cuestionarios de calidad de vida se consolidan como herramientas fundamentales en el manejo de la IU. Algunos de uso estandarizado, como el International Consultation on Incontinence Questionnaire (ICIQ), de utilidad en primera consulta y durante el seguimiento.

La IU de esfuerzo se beneficia principalmente de los cambios en los hábitos de vida, los ejercicios de suelo pélvico y de forma marginal del tratamiento farmacológico.

Los fármacos anticolinérgicos y los agonistas beta-3 se mantienen al frente en el tratamiento de la IU de urgencia, aunque determinados estudios nos permiten orientar cada molécula a una paciente determinada.

Resulta imprescindible identificar aquellos síntomas que nos orienten hacia una IU maligna o que revelan un trastorno genitourinario grave y, por lo tanto, debe ser valorado por un especialista.